viernes, 11 de enero de 2013

La Boca Resiste

Hasta La Boca hay un paseo precioso por entre calles de viejas casas y edificios decadentes. Los niños juegan despreocupados en las aceras rotas, mientras algunos vecinos toman mate en la puerta de sus hogares. Calma. A veces el motor de un coche cochambroso rompe la armonía del momento. Algún puesto de comida y refrescos nos sorprende como si de un oasis se tratara.Una Quilmes de litro nos refresca y nos da energía para seguir.

La mayoría de casas de La Boca están construidas con materiales sobrantes de antiguos barcos, parches de metal que forman chabolas de colores y formas irregulares.Siguiendo el Caminito nos topamos con la figura de Maradona en lo alto de un balcón, estatuas, transeúntes y turistas se rinden a los pies del gran dios del fútbol. 

Suena tango en los portales, alguno turistas hacen fotos a los puestos de artistas. Los vecinos se saludan, se besan, se mezclan entre la gente. Fuera de las cuatro calles turísticas, las paredes están cargadas de emblemas de la unión vecinal, revolucionaria y socialista. El estadio de la Bombonera, símbolo de un equipo humilde y obrero que ha llegado muy alto. La Boca resiste, la Boca se une, se crece.

Ni las ampollas en los pies, ni el sudor, ni cansancio en las piernas, ni la sed constante...nada nos impide seguir andando con una enorme sonrisa en la cara. Movidas por la intuición, volvemos al local de ayer y anteayer, un barecito de empanadillas caseras sin cartel niluces, en el que un chico amable nos sirve cerveza a pie de calle. Brindamos por nuestra última noche en Buenos Aires. Al día siguiente curzaremos el Río de la Plata: Uruguay nos espera. 

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