viernes, 18 de enero de 2013

Cuentos de América Latina I

Habíamos quedado en que yo la picaría a su casa a las 12h, enfrente de la Intendencia de Montevideo. No tardó ni tres minutos en bajar. Stella Maris era una mujer de pelo blanco largo y ojos azules despiertos. Su apariencia hippie y despreocupada le quitaba años de encima.

Me dió un beso en la mejilla y me llevó a ver una muestra de tango. Llevaba una cámara colgado al cuello, me dijo que quería sentirse una turista como yo. Habían fotos en blanco y negro, sepia, de Carlos Gardel, orquestras, bailarines...ella criticaba los feos, admiraba los detalles, y me dejaba entrever sus opiniones y valores. Quería preguntarle todo.

Ella se definió como cuentacuentos y bruja. Aunque también es madre, abuela, amiga y ex esposa. Por ello, estuvo en prisión un año durante la dictadura. Su estancia entre rejas la llevó a idear cuentos que mandaba por carta a sus cuatro hijos, así se saltaba la censura de los guardias. 

Eligió un cuento suyo de hace 40 años, uno sobre una bolsa de maíz, todo en verso. Fue como volver a primaria, ponía énfasis en cada palabra y movía las manos con ritmo. La invité a un café, luego ella a mi otro. Seguimos hablando del amor, de la vida, del sexo, de magia, sueños...por tres horas. 

Al despedirnos, una antigua compañera de celda la abrazó y ella me presentó: "Es Anni, una cuentacuentos española que vino a conocernos".



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