domingo, 11 de agosto de 2013

Aniversari

Me levanté temprano para estar atenta al teléfono fijo de Viejamar. Sabía que mi madre, mi hermana y mis amigas me llamarían para cantarme  'cumpleaños feliz'. Mi madre dejó un mensaje en el contestador, habló en tercera persona, con distancia con la que habla un oficinista. A pesar de sus palabras un tanto frías, escuchar su voz me hizo llorar.

Más tarde mi hermana y Ainhona me cantaron Zorionak, y los ojos se me volvieron a entelar. Me sentía débil y sensible, había despertado con dolores en el costado y una infección interna, aunque supongo que también estaba flojilla por la melancolía

Me imaginaba con todos ellos comiendo paella, haciendo las mismas bromas de siempre y brindando con cava. Mis amigas no pudieron contactar conmigo, el teléfono falló. Fui a la farmacia de Puerto López, compré antibióticos y los ingredientes necesarios para una tortilla de patatas, pa amb tomáquet y pescado al horno. A las 19h empecé a cocinar. Esperaba que vinieran algunos amigos de Pancho, turistas y Rodrigo, pero se fueron descolgando uno a uno. 

A las 23h de la noche Pancho y yo nos sentamos en una mesa con velas, copas y un manjar que ni los dioses. Tracy Chapman sonaba desde el ordenador. Él acabó el pastel sobre las 2h de la madrugada, una torta de cuatro pisos, de chocolate y naranja, recubierto de nata con relleno de maracuyá. Fue un regalo dulce, tierno y delicioso.

No me pesa este año de más. Aunque no me imagino en el 2014, no sé dónde estaré ni con quién... Ni siquiera sé qué sucederá mañana. Es una incertidumbre grata y apacible, que me hace disfrutar del día a día. Fluyo en el tiempo, la playa y la gente. Me siento más integrada a todo, más libre.

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