miércoles, 22 de mayo de 2013

Cuentos de Sucre y Potosí

Sucre es la ciudad blanca, tiene calles anchas, plazas arboladas y mucha vida estudiantil. Es además, la capital judicial de Bolivia y posee dos grandes bibliotecas públicas. 

Me fui en busca de cuenteras. Del Archivo Nacional me mandaron a la biblioteca y de allí preguntando por los pasillos di con Esther Pinto. Ella era pedagoga y se encargaba del Área Infantil. Desde que empezó en el cargo hacía dos años había creado programas de incentivo y animación a la lectura. Esther había revolucionado la sala: "Mis compañeros me dicen que me pagan por jugar" - decía riendo- "El objetivo es leer. A los niños les digo que aquí no se hojean los libros sino que se leen. Ésa es la diferencia entre una biblioteca y una librería". 

La pedagoga recibía unos 10 niños por día en el programa Festín de Lectura, que intentaba crear el hábito de leer a través de textos, poesía, dibujos y cuenta cuentos. "No me considero cuentera, necesito mucha más experiencia para ello. Cuando narro historias me apoyo en imágenes y videos". La hora del cuento duraba unos 15 minutos, ella se colocaba sobre una colchoneta en el suelo para estar "al mismo nivel que el niño" y empezaba siempre con una pregunta sobre el título.

Esther me explicó el cuento de la Jirafa tímida, sobre los complejos que nos impiden disfrutar de cosas de la vida. "Da igual si somos altos, bajitos, con gafas o morenos...todos somos buenos en algo", acababa diciendo.

Lucy Colque era trabajadora en el Hostel Koala Den de Potosí. Hacía de 7 a 19h todos los días y se encargaba del desayuno, la recepción y el mantenimiento de la casa de huéspedes. Era madre de 5 hijos y estaba orgullosa de que los dos mayores, de 22 y 18 años, ya estudiaran en la Superior. No tenía experiencia como cuenta cuentos, pero como hija, nieta y madre había oído y narrado varias historias quechuas.

Le vino a la cabeza la leyenda de Akatanca, un ser mitológico mitad mariquita mitad humano. Trataba de un chico muy guapo y apuesto, que seducía a las mujeres, pero que en realidad era un bicho repugnante que vivía en el bosque. Los padres de Lucy se lo contaban antes de dormir y ella a sus hijos cuando iban al monte. En realidad, quería enseñarles que la belleza no está en el exterior y que fijarse únicamente en el físico puede acarrear graves peligros.
 

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