lunes, 4 de noviembre de 2013

Los días tontos

Después de casi un año de viaje, una se siente casi una mochilera experta. Sabe dónde comer por 2€, regatear hasta el límite y moverse entre los vecinos. Se tiene un radar que distingue en seguida entre el turista con pasta, el gringo que lleva meses por Sudamérica y no sabe decir más que "buen día, una servesa" y los que apenas empiezan su aventura

Las conversaciones suelen repetirse más que el ajo, a veces me parece estar en un dejavú infinito como en El día de la marmota. "¿Viajas sola? ¡Qué valiente!, ¿Qué países has visto?, ¿Cuál es el que más te ha gustado?". Suelto las respuestas de forma automática, casi sin pensar, a veces añadiendo algún chascarrillo original. Al acabar mi retahíla, doy mi email y mi facebook, sabiendo de ante mano que nunca más volveré a ver a mi nuevo contacto.

Muchas veces prefiero no hablar. Tomo aire, paseo y miro al cielo, como hoy. Quizás sea uno de esos días tontos, en los que una sólo compra un billete de bus, cose un agujero del tejano y espera para ver a su hermana por skype. Pero es casi un regalo apacible, y más después de jornadas repletas de energía y emoción. 

Ayer navegué por el imponente Río Suárez (San Gil, Colombia), tan peligroso como impresionante. Tiene los mejores rápidos de América Latina y acojona sólo con mirarlo desde la orilla. Me subí al bote con miedo y no se me quitó hasta bajar. No había tregua en esas aguas bravas, las olas parecían volcarnos en cada salto, esquivábamos huecos de 4 metros de altura y otros remolinos infernales. Remaba y remaba, hacía fuerza con los pies para no caerme al agua y soltaba algún que otro grito. Y reía sin parar, tal vez por el cangueli o la adrenalina.

 

1 comentario:

  1. Hola Anni!
    No entiendo todo que tu escribes, pero es un muy bueno exercice para mi y me gusta mucho a te leer.
    Espero que nos vemos encontrarse en SudAmerica o en Espana.
    Buena suerte :)

    ResponderEliminar