viernes, 15 de noviembre de 2013

La buena suerte en Tayrona

El 12 de noviembre era el cumpleaños de Oihane. Mi sobrina pequeña hacía un año de vida. Recuerdo la madrugada que nació. Mi cuñado me llamó de madrugada: "Prepara una mochila, tú te quedas con Ainhoa. Tu hermana y yo nos vamos a la clínica". La vi al día siguiente, abrazada a la teta y me fascinó su carita redonda y sonriente. No tuve tiempo de conocerla, me marché enseguida de viaje.

Era su día y la echaba de menos. ¿Cómo se puede añorar a alguien con quien apenas se ha tratado? Me encontraba en el Parque Tayrona, una reserva natural de Colombia, mitad jungla mitad caribe. Andaba algo de capa caída pero por suerte conocí a Karina y Maxi, una pareja italo-argentina, que compartió conmigo pateadas y otros secretos por los caminos.

Ese día les comenté que estaba preocupada por la comida, que sólo tenía dos latas de guisantes y no podía gastar mucho. Les confesé también que extrañaba a mis tres amigas de viaje, que me gustaría reecontrarme con ellas. Una hora más tarde, un señor me dió una bolsa con plátanos, tomates y atún, él se iba y no quería que se echaran a perder. Y al poco, en Playa Piscina, vi a lo lejos la camiseta morada de Antígonas, era Aida. Y a su lado, Vane y Almu. Corrí a abrazarlas. 

Se me trababa la lengua de los nervios, no sabíamos por dónde empezar a contar las anécdotas de estos últimos 5 meses. Hablamos y hablamos, cerveceando, como de costumbre, parecía que nunca me hubiera separado de ellas. Y nos cogió la noche. En la oscuridad del bosque no supe cómo volver a mi camping, así que me metí en su tienda, con la arena y la sal aún en el cuerpo.

Por Tayrona, las 4 correteamos por orillas y senderos, rodeadas de palmeras, flores y hormigas. Descalzas cual indígenas, integradas en el medio. Al tercer día nos despedimos otra vez. Yo quería venir a Taganga y bucear, ellas preferían tirar para Cartagena. No sé si las veré de nuevo en este último mes. Sino es en América Latina, las veré en casa.







1 comentario:

  1. Hermoso Anny! Ahí está la magia: andar con los brazos bien abiertos para recibir lo que la vida te regala!

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