"Tranquilo,
ya lo cojo yo de la barra". Fui a buscar la taza de café y entonces vi
su cara. El camarero se estaba riendo por lo bajini. Al llegar a la
mesa, Vane me soltó: "¡Tía, lo has vuelto a decir!". Coger es palabra prohibida en América Latina. Y no hay forma de acostumbrarse.
En España se coge constantemente, el autobús, un libro, el coche... Y en Latinoamérica es tan o más fuerte que joder o follar. Aquí se agarra el ómnibus, un taxi, la barra de pan o bien se toma una prenda, un lápiz, una bolsa.
Sentadas
en la confitería alemana de San Bernadino, las cuatro propusimos idear
una represalia cada vez que a alguna se le escapara 'coger'. Habíamos
ido a ese pequeño pueblecito de verano con un tour guiado de 5 horas.
Pero después de comer, con el run run del coche y el aire acondicionado,
nos habíamos quedado medio groguis. No había tampoco mucho pòr ver: el
bonito lago Ypacaraí está contaminado, no quedan peces, ni oxigeno y una
ya no se puede bañar.
Una
mujer que vendía vestidos de ñandutí se quejaba con resignación de la
falta de turistas. Como ella, hay cientos que tejen un encaje multicolor
parecido a la tela de una araña. Y ahí estaban expuestos, creando
atractivos mosdaicos sin venderse.
La
villa anterior, Areguá, es célebre, sin embargo, por su cerámica: miles
de figuritas se exponían a lo largo de su vía principal. Ranas, mickeys
mouse, cerditos en rojo, verde, azul y más de lo mismo. Los vendedores
apoltronados en sillas de plástico te miran agotados por el calor, sin
ganas siquiera de hablar.
Paraguay es el segundo país más pobre de Latinoamérica, aunque paseando por Asunción se ven puestos de comida austeros al lado de otros muy chic. Sus habitantes, dulces y amables, hablan con orgullo de sus dos lenguas oficiales, el español y el guaraní, un idioma con sonidos guturales, que no se asemeja a nada y que tiene sus orígenes en las tribus indígenas.
A lo que sí están todos enganchados es al tereré (mate frío), que cargan en termos durante todo el día. Beben y beben mientras caminan, charlan en la calle, en casa, en un banquito... en buena compañía.
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